sábado, 22 de mayo de 2010

A veces

A veces siento que mis metas están muy lejos...
A veces creo que estoy triste por culpa de otros...
A veces veo pasar el tiempo como mirando al desierto...
A veces creo que la vida no tiene sentido...
A veces recuerdo el daño que otros me hicieron y siguen haciendo...
A veces el orgullo me invade e me impide fluir...
A veces creo que comprando algo nuevo seré feliz...
A veces pienso que saliendo con amigas a bailar resolverá el sentido de mi vida...
A veces siento que la vida es incierta y que los que más quiero ya partieron...
A veces las mañanas no son como quiero que sean…
A veces el sol no brilla como quiero y los días son grises…
A veces la luna no es visible y las noches son negras…
A veces hay que tener paciencia con las demás personas que sienten quererte…
A veces nos ciega la ira y ofendemos sin querer a quien más amamos...
A veces es bueno pedir perdón cuando eres consciente de tus excesos…
A veces es bueno decirle a un amigo que lo necesitas y extrañas…
A veces es bueno ver nuestros propios defectos antes que los ajenos...
A veces lo más bueno de la vida no es lo más bello... y está muy cerca de ti...
A veces vemos que el sentido de la vida es únicamente vivirla, con alegría o sin ella, con sol o con nubes, con los contrastes y matices que finalmente nos enseñarán a ser únicos y felices...
A veces...

L.C.

lunes, 10 de mayo de 2010

El cojudito era rojo.

Mi madre y mis hermanas se opusieron a que acepte la invitación que me hizo el gobierno cubano, junto a otros compañeros de la universidad, por considerar que sería un viaje para lavarnos el cerebro a la cubana. Mi hermana mayor, con aire de lucides se acercó con las manos juntas, me miró fijamente en los ojos y me preguntó ¿tu crees que esta invitación es realmente gratis? Ahora decimos que efectivamente no hay nada gratis, pero en aquel entonces, con 19 abriles por única experiencia, pensé que habría otra oportunidad e invitación a la que iría sin consulta o comentario a la familia. En realidad mi madre estaba delicada de salud, tanto así que a los pocos meses falleció. Fue una etapa complicada esos años 70's, tanto para mi como para mi país; así es, estabamos en medio de una revolución de "participación plena" que mantenía amenazada a la "oligarquía terrateniente" así como a los industriales grandes y pequeños a quienes se les denominó "burgueses", algo así como sujetos interesados únicamente en su progreso a costa de la clase trabajadora, proletaria y lumpen. Mi padre había fallecido años atrás en medio de un juicio por la propiedad de una hacienda llamada Yencale y la brutal ley de Reforma Agraria que el Jefe de Estado de facto Gral. Juan Velazco Alvarado había vomitado a consecuencia de sus resentidas raíces y asesores norteamericanos de izquierda.

Las universidades de ese entonces eran altamente dosificadas de política partidaria, tanto los profesores, catedráticos, rectores y demás autoridades, incluso las del tercio estudiantil, tenían un alto grado de compromiso con organizaciones políticas. Salir de la escolaridad a la vida universitaria era un cambio radical, de la obediencia plena colegial a la libertad de expresión intelectual y política obligada. No recuerdo haber tenido algún amigo o amiga, en la universidad, que no tenga su posición política o que no haya participado en las marchas masivas en las calles atosigadas de gases lacrimógenos de la Lima revolucionaria de aquel entonces.

Era muy común entre clase y clase que un grupo de líderes estudiantiles entren a las aulas a dar discursos encendidos de justicia social e igualdad política. La mecanica de los aplausos entre oradores, dejando siempre al verdadero lider al final, era todo un mecanismo teatral. Así es, momentos antes de que entren los líderes a las clases, sus "facilitadores" ingresaban para colocarse equidistantes en los distintos puntos cardinales del aula. Ellos durante las alocuciones de los primeros oradores, hacían comentarios proselitistas y aplaudían con evidente emoción revolucionaria. Los alumnos recién salidos del colegio quedabamos impresionados de los discursos en favor de los más pobres y en contra de las injusticias sociales en el país. Técnicas de sensibilización las llamaban.

En muy poco tiempo entendimos que no podíamos ser ajenos a tanta injusticia social y consentir un mundo con hambre y pobreza a consecuencia de un sistema capitalista voraz y cruel.

Cristina había ingresado un par de años antes que yo a la universidad, muy guapa integralmente, sobretodo inteligente, lo demás caía por consecuencia lógica. Su estilo para dirigirse a todos los estudiantes dejaba bobo al más astuto, obviamente usaba toda la parafernalia de facilitadores, aplausos orquestados y la sencilles de una revolucionaria en su peinado y vestido. En su caso creo que no necesitaba de facilitadores que calienten el ambiente para sus alocuciones, pero era lo que habían aprendido en las invitaciones a Cuba.

Cuando le dije que no iría a Cuba se decepcionó de mí y se distanció notablemente por un buen tiempo, sólo volvió a aparecer cuando se enteró que mi madre había fallecido.

............... Continuará ...............